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© 2024 by Paulina Cal y Mayor Galindo

Meditación para mentes dispersas

¿Puedo meditar si me distraigo fácilmente? ¿Me sirve meditar si tengo TDA? ¿Cómo puede ayudarme la meditación para mantener mejor el foco? Te doy 5 razones científicas para empezar a meditar, especialmente si sueles distraerte.


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Si de mentes dispersas se trata, la mía se podría llevar un premio. A veces, mientras cocino, en mi cabeza conviven una canción pegajosa, una discusión imaginaria y mis pendientes del día apareciendo como pop-ups en la computadora.


Cuando todavía creía que meditar era “poner la mente en blanco”, mis tendencias ansiosas y pensamientos ruidosos eran la excusa perfecta para no intentarlo. Pero mi pasión por la psicología me llevó a descubrir el mindfulness, su relación con la terapia y la gestión emocional. Y aquí el plot twist: si tu mente es como la mía, la meditación puede ser tu mejor aliada.


Nuestra atención es como un músculo: mientras más lo entrenas, más fuerte se vuelve.

El problema es que hoy vivimos rodeados de estímulos y estamos acostumbrados a saltar de una pantalla a otra, contestar mensajes mientras vemos una serie, escuchar un podcast mientras limpiamos, etc. Los que sobrepensamos encontramos refugio en ese ruido externo… pero es un alivio momentáneo, y al final quedamos dependientes de las distracciones. Resultado: nuestro músculo de la atención termina más flácido que un globo desinflado.


Cuando comprendí todo esto, entendí por qué durante años necesité el ruido de la tele (casi siempre un rewatch de Friends) para poder dormirme.

Meditar es como sentarte de frente con esas voces que estabas tapando con ruido: “ok, ¿qué pasa?, ¿qué necesitas?”. Y sí, las primeras veces puede sentirse incómodo, pero esa incomodidad es nada comparada con lo que viene después: calma.


Cuando dejas de huir, esas voces pierden fuerza. Algunas te recuerdan cosas importantes, otras aprendes a dejarlas pasar porque no tienen sentido en el presente. Lo clave es que dejas de escapar, porque escapar es lo que más agota.

Spoiler alert: Con el tiempo, las voces no siempre desaparecen… pero ya no molestan como antes y sí reduce mucho la frecuencia con la que aparecen. Aprendes a mover tu atención para centrarla en lo importante, y eso ya es un alivio enorme.


Aquí te dejo 5 formas en las que meditar mejora tu atención.


5 beneficios de meditar para una mente dispersa (incluso con TDAH)


1. Reduce los síntomas del TDAH


Cuando meditas aprendes a notar el contenido de tu mente sin dejar que te arrastre. Es como verlos pasar desde la ventana en lugar de subirte al tren de pensamiento en turno. Esto ayuda a disminuir la inatención, la hiperactividad y la impulsividad. Por ejemplo, en lugar de levantarte cada cinco minutos mientras estudias, puedes terminar tu tarea con menos interrupciones.


👉 Estudio en PubMed | Meta-análisis en PMC


2. Fortalece tu memoria y concentración


Meditar es como entrenar tu músculo de la atención. Cada vez que te das cuenta de que tu mente se distrae y vuelves al presente, le das fuerza. Esto se nota cuando recuerdas mejor detalles de una reunión, los pasos de una receta o incluso el nombre de alguien que acabas de conocer.



3. Funciona incluso con prácticas cortas


No necesitas horas ni un silencio absoluto. Incluso cinco minutos diarios pueden hacer la diferencia. Puedes meditar mientras esperas el bus, antes de dormir o entre tareas. Es como un mini reseteo mental que te ayuda a no saltar de pensamiento en pensamiento durante el día.



4. Ayuda a regular tus emociones y reduce distracciones


Si tienes TDAH, tus emociones a veces parecen un río desbordado. La meditación te enseña a notar esas emociones sin que tomen el control. Por ejemplo, en vez de frustrarte y cerrar el cuaderno cuando algo no sale, aprendes a respirar, tomar distancia y seguir. O cuando te sientes ansioso por mil pendientes, puedes meditar unos minutos y notar cómo tu atención vuelve al presente. Esto mantiene tu foco donde quieres, sin que tus emociones secuestren tu mente.



5. Baja el estrés y mejora el bienestar general


El estrés y la sobreestimulación hacen que concentrarse sea casi imposible, sobre todo si tu mente ya es hiperactiva. Programas como MBSR ayudan a calmar la mente y dormir mejor. Por ejemplo, después de unos minutos de meditación antes de dormir, puedes notar que tu cabeza no da vueltas con todos los pendientes del día, y levantarte más descansado. Cuando tu cerebro tiene más calma, enfocarte en lo que importa deja de ser un esfuerzo titánico y se vuelve más natural.




Pues ya lo sabes, tener una mente dispersa no es una razón para evitar la meditación, es una razón perfecta para empezar a practicarla. Encuentra meditaciones guiadas y más información en mi página y mi instagram. Si quieres aprender a meditar paso a paso, y concoer los fundamentos de esta práctica, inscríbete a mi reto de meditación o a alguno de los cursos que ofrezco.

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